lunes, 24 de octubre de 2011

Hex Hall

Creo que ya lo he comentado alguna vez que otra, pero la cuestión es que a veces me enamoro de libros a primera vista: puede ser por la portada, el título, la sipnosis... En este caso he de decir que el título me llamó mucho la atención, así que en cuanto tuve ocasión, me hice con la primera parte de la trilogía Hex Hall de Rachel Hawkins: Condena.

En Condena conocemos a Sophie Mercer, una adolescente un tanto torpe que, además, es una bruja desastrosa. Pues bien, Sophie intenta ayudar a una chica haciendo uso de la magia y la cosa se acaba descontrolando. Ese incidente es ya la punta del iceberg, por lo que el Consejo acaba enviando a Sophie a Hécate Hall, un internado donde van los prodigium (brujos, metamorfos, etc.) que se han metido en líos por exponer su magia.

Nada más llegar, Sophie ya se mete en líos: la ataca un hombre lobo, por lo que un chico guapo la salva y, además, se enemista con el trío de brujas populares del lugar que querían que se uniera a su aquelarre; también lo hace con la profesora hueso de Hex Hall, ahí es nada y, de paso, una fantasma la persigue. Sin embargo, no todo es malo: enseguida se hace amiga de su compañera de habitación, Jenna, que es una vampiro lesbiana obsesionada con el rosa; además, acaba castigada con el chico guapo, Archer, que enseguida hace buena migas con ella.

De primeras, puede parecer una serie de topicazos hilvanados en un solo libro, pero, la verdad, es que una vez que empiezas a leer descubres que, a pesar de que parta de semejantes tópicos, resulta una historia muy fresca y original. Rachel Hawkins sabe darle un enfoque muy distinto al usar a Sophie como narradora. Sophie es muy irónica, siempre haciendo chistes que usa como defensa, así que se mofa de los tópicos que hay en la historia y te arranca más de una carcajada.

De hecho, lo mejor de Hex Hall son sus personajes. Aunque a priori parezcan estereotipos, a medida que se desarrolla la historia se van desarrollando y podemos ver que ni son planos ni son tan típicos. Empezando por Sophie que es una chica normal con sus meteduras de pata, sus bromas, sus fallos... Es muy fácil empatizar con ella, entenderla.

Después tenemos a Jenna, que me pareció uno de los personajes más originales de todos al no ser el típico vampiro, sino una chica normal y corriente, un poco tímida, que ha acabado convertida en vampiro y, por tanto, siendo la paria oficial de Hex Hall. Del trío de “populares” la que más protagonismo tiene es Elodie, es decir, la cabecilla que tampoco es la típica zorra de historia de instituto, aunque en un principio putee a la pobre Sophie que no ha hecho nada. Para acabar, tenemos al galán de turno, el misterioso Archer al cual conoces y coges cariño, aunque es toda una caja de secretos (vamos, voy por la mitad de la segunda parte y sigo sin saber mucho sobre él).

He de decir que la relación de Archer y Sophie me ha gustado muchísimo, la forma de desarrollarla, las conversaciones entre ambos, el que, a pesar de que no leas el punto de vista de Archer, sepas que siente algo por Sophie... Quizás el cuelgue de Sophie es un poco precipitado, pero, vamos, que tampoco chirria.

En cuanto a la historia en general, decir que, además de muy divertida, tiene la dosis justa de misterio y de historia de internado. Poco a poco te va revelando información y cuando llegas al final y descubres el giro está tan bien orquestado que, si no lo has adivinado, hilarás todo en un momento. Aunque, claro, quedan tramas abiertas (y qué tramas) por lo que te quedas deseando la segunda parte.

En conclusión, Hex Hall es una saga que, aunque tiene tópicos y elementos un tanto trillados, sabe darle un giro un tanto original, por lo que acaba siendo una novela no sólo terriblemente adictiva, sino entretenida y divertida. Además, sabe mezclar adecuadamente varios géneros de manera que todo queda bien hilado y nada desentona o sobra. Una saga muy recomendable si te gusta la fantasía juvenil.

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