lunes, 21 de julio de 2014

Y por eso rompimos

Cuando oí hablar de Y por eso rompimos de Daniel Handler, el libro que reseño hoy, me llamó la atención tanto por su argumento, que me parecía muy original, como por ser una novela ilustrada. La verdad es que tiene una edición preciosa, muy cuidada, lo que hace que sea un libro muy atractivo y que tuviera muchas ganas de hacerme con él. Sin embargo, tras haberlo leído, sólo puedo decir que el envoltorio es precioso, mientras que el interior es un asco.

Min es una adicta a las películas antiguas, al café y es una chica bastante bohemia. Ed es el co-capitán del equipo de baloncesto, tiene mucho éxito entre las chicas. No pueden ser más distintos, pero salieron juntos durante unas semanas. Su relación se terminó y, por eso, Min decide devolverle todas las cosas que había ido recolectando a lo largo de su relación, junto a una carta en la que le explica por qué rompieron.

La verdad es que, como ya he dicho, me pareció muy original la idea que planteaba el autor. No parecía una novela romántica al uso, no había final feliz y existía ese pequeño interrogante de por qué Min y Ed rompieron. Sin embargo, ha sido una de las novelas más decepcionantes que he leído en mucho tiempo. Vamos, que es un horror.

En primer lugar, es un tópico completo de principio a fin. Y, a ver, a mí normalmente no me molestan los tópicos, mientras que se utilicen bien y la novela tenga ese algo que logre emocionar. En Y por eso rompimos no hay nada de eso, sencillamente es un cliché detrás de otro sin nada más: el deportista mujeriego, la hipster de turno, partidos, bailes... No tiene nada, absolutamente nada, que la haga especial o le dé algo de personalidad.

De hecho, el mayor problema que tiene Y por eso rompimos es que es más plana que una tabla. Nada se salva, nada tiene un mínimo de profundidad o algo de encanto, ya que los personajes son lo peor. En serio, qué protagonistas más sumamente horribles. Y, claro, cuando estás contando la historia de instituto más típica y americana posible, pues si no tienes unos buenos personajes, no vamos a ningún sitio.

Min es la protagonista y nuestra narradora, ya que cuenta toda la historia en la carta más larga del mundo mundial. De hecho, no dejaba de recordar ese episodio de Friends en que Ross se queda dormido leyendo una carta de Rachel por larga que era. Pues esta ni os cuento. Bueno, el problema es que Min es una hipster de manual, eso se traduce en que es una pedante de cuidado, que se cree por encima de otros y que va de intelectual; además, tiene la costumbre de meter el título de una película cada dos palabras. El autor, encima, se inventa las películas, por lo que ni siquiera busca la complicidad con el lector y, en vez de entender la referencia, sólo puedes poner los ojos en blanco, más cansada que con la diosas interiores de Anastasia Steele.

Vamos, que me caía muy mal. Sus amigos también, bueno, salvo Al, que fue el único personaje al que no odié. Lo peor de todo es que están tan definidos, el autor trabaja tanto en ellos que no sabes si son chicos o chicas. Como os cuento.

Y si Min es irritante e intensa hasta decir basta, Ed es un gilipollas con un hostión en toda la boca. Qué fina soy y qué poética. Ed es el típico deportista americano, cerrado de mente y sin máximas aspiraciones que las fiestas y sus amados partidos de baloncesto. Enseguida está tildando a cualquiera de "maricón" por hacer cosas que a él no le parecen de hombres y es más simple que el mecanismo de un chupete. ¿A qué con lo de gilipollas lo había resumido perfectamente?

Así que, claro, con ese plan, nos encontramos ante una historia contada desde la amargura y, a ver, el tono está muy logrado, pero es que leer las cavilaciones de la plasta de Min es horror. Es que encima a mí las intensidades tales pues me hacen reír más que meterme en el papel.

Además, el estilo de Daniel Handler no ayuda demasiado a hacerlo, pues aunque pretende ser poético y bonito, acaba siendo tedioso, pues se pierde en divagaciones eternas. Al igual que tampoco lo hace el poco aprecio que tiene Daniel Handler a los párrafos de largura normal. ¿Tanto cuesta dividir el texto, eh? Jolines, si es que entre la intensidad de los pensamientos de Min y que los escribe agolpados en párrafos enteros pues había veces en que era difícil enterarse de lo que estaba leyendo. Bueno, no mentiré y diré que me resultaba muy sencillo desconectar del drama adolescente tan típico que tenía delante.

Que, por cierto, es otro de esos libros que si hiciera un juego de chupitos, hubiera terminado borracha porque la frase "y por eso rompimos" sale al menos una vez en todos los capítulos. O casi todos.

Y por eso rompimos es un cliché tras otro teñido de falsa trascendencia y protagonizado por la peor galería de personajes que se pueda imaginar. Las ilustraciones son muy bonitas, la edición preciosa, pero el contenido no merece la pena y, desde luego, no le recomendaría a nadie que perdiera su tiempo con esta novela.

El próximo lunes literario estará dedicado a... La verdad sobre el caso Harry Quebert de Joël Dicker.

2 comentarios:

  1. "más cansada que con la diosas interiores de Anastasia Steele." Ay que me da xDDDD

    Este libro tiene que ser el HORROR por lo que cuentas! Yo en su día me bajé el primer capi al Kindle, que estaba gratis, pero no he llegado a leerlo, y a estas alturas no creo que lo haga. Y eso que por la sinopsis parecía algo diferente, pero las descripciones de Ed y Min me matan y desde ya su historia me importa un pepino jajaja

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    1. Jolín, es verdad, los capítulos son muy cortos y todos acaban con la dichosa frasecita, ¡es un récord! xDD.

      Buff, yo no lo recomiendo en absoluto. Es que los personajes son lo peor, en serio. Mira que novelas como The Duff o Kate y sus hermanas que se basan en tópicos, me han encantado porque los personajes lo valen y tienen ese toque de algo. Pues aquí es que son lo peor, te cae menos mal él que ella y eso que ella es la engañada, ¿sabes? Con eso lo digo todo, xDD.

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