lunes, 3 de octubre de 2016

La profecía del cuervo

Maggie Stiefvater es una vieja conocida de este blog, ya que me he leído tanto su trilogía sobre hombres lobo, Los lobos de Mercy Falls, como una novela autoconclusiva titulada Las carreras de Escorpio. Y ambas me gustaron, así que tenía en la lista de pendientes leer su nueva saga, The raven boys, formada por cuatro tomos de los cuales SM ha publicado tres en español y me temo que sólo van a ser esos, ya que la editorial no compró la licencia del cuarto. Sin embargo, sí que lo han publicado (o lo van a publicar) en Latinoamérica, así que se va a poder terminar de leer la saga en español.

Bueno, mejor dejo de enrollarme y os hablo de La profecía del cuervo, que es la primera novela de la tetralogía y que tiene el siguiente (e interesante) punto de partida:

Blue vive con su madre y varias amigas de ésta, todas ellas con poderes psíquicos. Blue, por su parte, no tiene las mismas capacidades que su familia, pero es capaz de aumentar los poderes de cualquier psíquico, por eso está involucrada en el trabajo de las demás. Eso incluye acompañarlas al cementerio el día de San Marcos para ver pasear los espíritus de aquellos que morirán a lo largo del año.

Esa noche cambiará la vida de Blue, que por primera vez verá a un espíritu: se trata de un chico joven que lleva el inconfundible uniforme de la academia Aglionby, que lleva un cuervo bordado. Ver a un espíritu puede significar dos cosas: o es su amor verdadero... o lo va a matar.

Claro, lo que pasa es que a Blue le han estado leyendo el mismo futuro una y otra vez desde que era pequeña: matará a su amor verdadero. Por eso, Blue siempre se ha alejado de los chicos, aunque siempre ha creído que no existe tal cosa como el amor verdadero. Sin embargo, al ver el espíritu de aquel chico, que le dice que se llama Gansey, acabará provocando que su camino se cruce con el de Gansey y sus tres amigos, que están enfrascados en la búsqueda del Rey Cuervo, un antiguo rey celta que, según cuentan las leyendas, permanece dormido, a la espera de que lo encuentren y lo despierten. Las leyendas también dicen que, quien lo despierte, verá su esfuerzo recompensado, ya que el Rey Cuervo le concederá un deseo.

La verdad es que he ido postergando la lectura de esta saga porque me temía que fuera la típica historia en la que todos los protagonistas masculinos se enamoraran de la heroína, que es algo que nunca me ha gustado. Sin embargo, no ocurre nada de eso, ni creo que vaya a pasar en las siguientes entregas, y además Maggie Stiefvater maneja el tema romántico como un extra, algo que provoca giros en la trama, sin ser el centro absoluto.

Es decir, La profecía del cuervo es el típico libro juvenil donde el romance es, si no lo más importante, uno de los pilares de la historia, pese a que Blue tiene esa carga encima de que matará a su primer amor. De hecho, es que la novela me pareció de lo más curiosa y extraña, pero en plan bien, ya que Maggie Stiefvater crea no sólo su propio y nuevo universo, que no tiene absolutamente nada que ver con sus otras obras, sino que genera un ambiente entre tétrico, misterioso y romántico de lo más interesante y entretenido.

Porque en La profecía del cuervo no dejan de pasar cosas, aunque en realidad tú, al leer, no tengas ni idea de por dónde van a ir los tiros, lo que me gustó mucho. Normalmente siempre tienes una ligera idea de qué va a ocurrir, pero eso aquí no pasa, aunque algunos giros sí que puedas deducirlos por pistas que la autora va dejando.

Además, la trama me pareció de lo más original, además de compleja, pues todos los personajes tienen sus secretos y sus misterios: Blue con la profecía que pende de ella y sus misteriosos orígenes; Gansey que supuestamente va a morir y, por algún motivo, está obsesionado con encontrar al Rey Cuervo; Ronan es una maldita matrioska de secretos y te pasas toda la novela intentando descubrir qué narices ocurre con él; Noah y su curioso comportamiento, que resulta de lo más sospechoso...

Vamos, que te pasas toda la historia en un sinvivir y necesitas seguir leyendo para saber qué va a ocurrir y qué pasa con las líneas ley, las profecías, el misterioso rey celta y demás.

Y, si la trama es interesante y está muy bien pensada y escrita, los personajes te ganan desde el principio, pese a que no son perfectos. Todos ellos tienen sus peculiaridades, sus problemas, sus cosas buenas y malas y todos funcionan perfectamente bien juntos. La verdad es que al leerlos sí que compras esa amistad entre todos ellos y eso que son completamente distintos los unos de los otros, aunque tú los acabas amando por encima de todas las cosas.

Desde Blue con su madurez y sus prejuicios hacia los chicos de Aglionby por lo distintas que son sus situaciones, hasta Ronan que será el personaje más extremo de todos.

Maggie Stiefvater logra un equilibrio perfecto entre sus partes más claras y oscuras, haciendo que los personajes resulten muy humanos y también originales, como si se las apañara para que ninguno sea un cliché, pese a que pueda ser muy fácil. Por ejemplo, Blue es la típica hija única bastante responsable que se mata a trabajar porque no tiene dinero. Sin embargo, también es malhumorada, a veces se deja llevar por sus prejuicios, pero no duda en hacer lo que haga falta, aunque sepa que no es lo que se espera de ella. Me gustó mucho que, además, no sea una dramas de la vida y eso que tiene motivos, porque se ha criado sabiendo que va a matar a su amor verdadero y luego ve el fantasma de un chico que poco a poco empieza a ganársela.

Y es que Gansey es amor, amor del bueno. Podría haber caído en ser un pijo condescendiente, algo de lo que se le acusa en varios momentos, pero es tan honesto y se preocupa tanto que le comprendes y sabe que quiere a sus amigos de verdad, que no son el proyecto humanitario que necesita para sentirse bien porque es asquerosamente rico.

De hecho, Maggie Stiefvater trata con mucho tino las diferencias económicas entre los distintos personajes, pues Blue no desea que la inviten a nada, los demás la respetan y luego está el conflicto entre Gansey y Adam, otro de los personajes más importantes.

Adam es pobre, pero tiene un plan para mejorar y eso pasa por graduarse en Aglionby, donde está becado, aunque sus padres no quieren que sea así. Por eso, la motivación de Adam para encontrar al Rey Cuervo no sólo es ayudar a su amigo, sino poder conseguir el deseo que se supone que obtendrán al despertarlo. Y por eso la amistad con Gansey es tan complicada, ya que se quieren, siempre están ahí para el otro, pero Adam siempre tiene paranoias sobre si Gansey quiere controlarle y juegos de poder.

A veces, su comportamiento me sacaba de quicio, pero también creo que es muy sencillo entenderle, ya que es un personaje completamente transparente. De hecho, a priori es el único que no tiene ningún secreto.

No como Ronan que desde el principio es un misterio insoldable. Ronan tiene mal temperamento, una relación complicada con su hermano con quien se lleva a matar (y no es ninguna exageración), pero también es terriblemente leal a sus amigos. Creo que, más allá de eso, no logras saber nada de Ronan a lo largo de la primera novela, ya que todo son pistas, paranoias y continuos: ¿pero qué mierda ha pasado aquí?

Finalmente, tenemos a Noah, que es la adorabilidad hecha personaje y de quien no voy a hablar demasiado, pues me da miedo spoilear.

Y es que La profecía del cuervo hay que leerla sin tener ni idea, pues se disfruta más de los giros, los interrogantes y ese ambiente entre tétrico y romántico que da toda la mitología de psíquicas, líneas ley y demás. La verdad es que no puedo dejar de alabar la trama, ya que me pareció sencillamente perfecta: compleja, inquietante, mágica... Y la elegante pluma de Maggie Stiefvater va que ni pintada a su nueva historia.

Así que, ya sabéis, tenéis que leer La profecía del cuervo.

El próximo lunes literario estará dedicado a... 33 razones para volver a verte de Alice Kellen.

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